Croniquillas y necrologios de la Guerra Civil (8)

centrode agosto 6, 2016 0
Croniquillas y necrologios de la Guerra Civil (8)

La orden del general Mola (06/08/36) y el modus operandi de los victimarios. Necrologio  de “desconocidos” y forasteros

 

Ángel Iglesias Ovejero

 

Al cabo de tres semanas de la sublevación, los represores habían afinado su sistema del terror y, además de la Guardia Civil, sobre todo tenían milicianos fascistas (neo-falangistas principalmente) para llevarlo a cabo. Las detenciones empezaron a ser el preludio inmediato de las ejecuciones extrajudiciales, clandestinas. A la intensificación y extensión de las operaciones asesinas contribuyó el estímulo que supuso una orden del general del Ejército del Norte (06/08/36), el general Mola, que enseguida fueron repercutidas en otras de la 7ª Región. En aquélla se autorizaba a simplificar los trámites de identificación de agentes y pacientes cuando se hallaban cadáveres por heridas de armas de fuego (que solo podían tener las fuerzas rebeldes). Los registros civiles ofrecían como causa hipotética y cínica de las muertes un enfrentamiento de los detenidos con las fuerzas militares: “choque combativo”, “choque con fuerza armada”, “resistencia a fuerza armada”, etc., fórmulas sugeridas por la propia autoridad militar, en relación con los bandos de julio. En la terminología represiva con dichos términos se alude a la manipulación alevosa de la Ley de fugas (20/01/1921), en referencia a la posibilidad de que las fuerzas del orden tiraran a matar en caso de que el preso intentara fugarse. Con esta estratagema los secuaces golpistas mataban a mansalva, simulando que los presos habían tratado de escapar, un método criminal aplicado en toda la retaguardia franquista. Ya el artículo 2º del bando de guerra del general Saliquet (19/07/36) casi los invitaba a obrar así en la 7ª Región (No precisarán intimidación ni aviso (…) para impedir los intentos de fuga de los detenidos). Los jóvenes victimarios ejecutaban estas operaciones criminales como un juego: “la carrera del galgo, o del conejo” (Preston 2011: 283).

A la eficacia mortífera de este método contribuía la impunidad que los mandos y la jurisdicción militar garantizaban a los victimarios, en cuyo modus operandi se incluían los intercambios de  servicios entre verdugos de unas localidades y de otras, así como el anonimato de los individuos y de las “fuerzas” ejecutoras. Esto era así incluso cuando el asesinato se consumaba a la vista de familiares y vecinos. Pero, de ordinario y con el mismo objetivo de impunidad, las ejecuciones extrajudiciales se perpetraban de noche y en sacas a veces alejadas de las localidades de origen, con lo cual se conseguía que los muertos fueran real o supuestamente considerados “desconocidos” o forasteros, de modo que se les negaba el duelo a sus familias y a ellos se les infamaba post mortem. Fue una constante a lo largo del verano y otoño sangrientos de 1936.

Sin entrar en detalles (para lo cual se remite a los necrologios locales), aquí se avanza el necrologio de los “desconocidos” y forasteros mencionados en los registros civiles y los testimonios, ordenados por localidades y fechas del hallazgo de los cadáveres. Esto permite tener una idea de la geografía del terror: los mataderos y fosas (Iglesias 2016: 297, mapa). El objetivo adicional aquí es completar los datos insuficientes con las aportaciones que eventuales lectores puedan ofrecer:

 angel.iglesias@wanadoo.fr

 

N.B. Los correos no firmados no serán leídos

 

 

Alberca (La) (cf. necrologio del día 12 de agosto)

¿6 de agosto? Cadáver de un Desconocido, en la carretera de La Alberca a Sotoserrano (Hernández 2004: 292)

12 de agosto, hallazgo de tres cadáveres de desconocidos muertos por arma de fuego  en el regato de las Marquesas y enterrados en el cementerio local de La Somada (RCLA), posteriormente identificados dos de ellos como matrimonio, vecinos de Molinillo, y el tercero vecino de Béjar  (ASMJ):

Desconocida, identificada: Sinforosa López Gómez, casada  con el siguiente

Desconocido, también identificado: Santiago López. Dos hijos de este matrimonio también fueron asesinados: Dionisio y Santiago López López. Un claro ejemplo de exterminio familiar, habitual en la retaguardia franquista, bien comprobado en la provincia de Salamanca.

Desconocido, identificado: Rufino Posidonios De La Rúa Cortés.

Bocacara

8 de agosto. Hallazgo de 2 cadáveres de hombres desconocidos en el término de Bocacara (ASMJ, act. def. 08/08/36). Uno de ellos sería el de José Hernández Lamas, vecino de Aldea del Obispo, pero la fecha del día 8 de agosto podría ser errónea, pues la misma ASMJ señala su acta de defunción el día 22/08/36. A falta de comprobación, su identidad socio-profesional se ofrece en el necrologio de Aldea del Obispo (día 21 de agosto).

En el otoño los ejecutores fascistas abandonaron otros cadáveres, entre ellos de vecinos de La Fuente de San Esteban, en la “Cuesta de los Muertos”, a unas centenas de metros a la izquierda de la carretera que, a la altura de Valdecarpinteros, sale de la N-620 en dirección a Bocacara.

Boadilla

 13 de agosto. Asesinato y enterramiento en una fosa del cementerio de Cuatro vecinos de Robleda (necrologio de la 1ª tanda, 13 de agosto).

Bodón (El)

12 de agosto. Además del cadáver de Cipriano Hernández Vegas, vecino Martiago (necrologio, 11 de agosto), se halló otro de un Desconocido: “de unos 35 ó 40 años” de edad, “vestía pantalón de pana, abarcas de goma, camisa clara, calzoncillo blanco, una blusa de percal color amarillo claro y calcetines de algodón blanco”, que falleció en “despoblado”, a consecuencia de “disparos de arma de fuego” y fue enterrado en el cementerio local (act. def. 13/08/36).

26 de agosto. Apareció en el término de El Bodón el cadáver de un Desconocido: “de 30 á 35 años”, “vestía traje de paño azulado con listas, sin chaleco, zapatos negros, camisa de seda blanca con listas, con las iniciales J. V., camiseta de verano de punto de seda y calzoncillo corto con las mismas iniciales y calcetines grises”, que falleció en “despoblado”, por “disparos de arma de fuego”, y fue enterrado en el cementerio local (act. def. 27/08/36). Las iniciales de la vestimenta permitieron su identificación en 1987: José Vicente Martín, de 33 años, hijo José y de Segunda, natural de Salamanca y vecino de Moraleja, donde era médico. Según testimonios recogidos por Julián Chaves, José Vicente primero huyó a Portugal, después volvió y lo tuvieron preso en Coria, de donde lo dejaron volver libre a Moraleja, pero las ejecuciones que se practicaban en este pueblo lo decidieron a marcharse a Salamanca, en compañía de su amigo Julio Valle, maestro sin ejercicio. En la provincia de Salamanca los detuvieron y fueron enviados a Ciudad Rodrigo, donde los responsables de la represión decidirían la muerte de José Vicente, que ejecutarían los falangistas en el término de El Bodón, dejando su cadáver abandonado y sus pertenencias expuestas al pillaje (Iglesias 2008a). Por la Causa 2133/37 se sabe que antes de su ejecución estuvo preso en el cuartel de la Falange en Ciudad Rodrigo (ubicado en el instituto de “Los Sitios”), donde, después de confesarse con el capellán de la cárcel Romualdo Sánchez Iglesias, le confió el dinero que tenía para sufragios por su alma al jefe local y comarcal de Falange, Agustín Calzada, que se quedó con el importe del legado, según se desprende del testimonio del mencionado sacerdote.

31 de agosto. En el mismo término, otro cadáver de  Desconocido, que, según la tradición familiar debía de ser Ángel Ovejero García (necrologio de Robleda, 2ª tanda).

9 de septiembre se registra en fecha tardía (RCEB, t. 19, p. 178, núm. 5/1980, según expediente tramitado por el Juzgado de Hoyos, “a instancia de Dª María Delgado Vidal”) la muerte de Esteban Sánchez Hernández, de 38 años, natural de Trevejo y vecino de Cilleros (Cáceres). Según Julián Chaves, Esteban Sánchez huyó a Portugal con otro perseguido, Donato Silguero, vecinos ambos de Cilleros. La policía lusa entregó al primero a las autoridades españolas y probablemente eliminó a Donato. A Esteban Sánchez decidieron trasladarlo a la cárcel de Ciudad Rodrigo, adonde no llegaría, pues lo asesinarían por el camino con dos vecinos de la provincia de Salamanca  (Iglesias 2008a). Por estos indicios, más bien cabe suponer  que Esteban Sánchez era uno de los tres varones que fueron asesinados en La Jernandilla de Robleda, uno de los cuales, según Cipriano Ovejero, uno de los empleados municipales encargados de recoger los cadáveres, creía recordar que se apellidaba Sancho (infra: Robleda).

Fecha indeterminada. Según testimonios bodoneses, Dos desconocidos aparecieron cadáveres “en la cumbre de Robleda” (EB 2004B). Podrían ser víctimas ya descritas, pero no se puede descartar que se trate de otras dos personas, a las que aluden testimonios de Robleda. Según tio Benito “Chaqueta”, entonces muchacho de unos 15 años, que guardaba ovejas en las proximidades de Vadocarros, una tarde vio llegar dos hombres en caballerías, con alforjas, quizá de vuelta de Ciudad Rodrigo. Los sorprendieron unos falangistas, que los mataron y enterraron en la parte alta de las curvas de Vadocarros (por donde hoy se accede a la presa de Irueña), quedándose con las caballerías y las alforjas (R 2011).

Carpio de Azaba

11 de agosto. Cadáver de un Desconocido en el sitio del Canto Hincao, dehesa del Manzano, “entre el kilómetro 97 y 98 de la carretera de Ciudad Rodrigo (sic) a La Alberguería”: “una persona en tierra decúbito izquierdo, con la gorra tapándole la cara y que viste pantalón de pana negro en regular uso, chaqueta de dril, claro con rayas, la gorra blanca muy usada, albarcas de goma, en regular uso, trapos rotos de calcetines, de una edad aproximada de 50 años y con un crucifijo pequeño sujeto por una alfiler en la chaqueta del lado izquierdo, pelo negro y afeitado al parecer de tres días. Se le aprecian tres heridas en la cabeza (…) al parecer de arma de fuego, suponiendo sea una víctima del estado actual, por no aparecer señales de lucha, notando solo la sangre propia de las heridas. En un bolsillo tiene 20 ¿céntimos?   (C.463/37: f. 2vº).

Otoño de 1936. Testimonios de El Bodón señalan hallazgos de cadáveres de Varios desconocidos asesinados en el mismo paraje por la época de la recogida de la bellota (Iglesias 2008a).

Castillejo de Huebra (Muñoz)

9 de agosto. Asesinato de Victorino García Calzada y de Heliodoro Sánchez Moro, vecinos de Retortillo (necrologio, día 25 de julio).

13 de agosto. Asesinato y enterramiento de Tres vecinos de Robleda en una fosa del campo en esta finca, propiedad de los Sánchez Cobaleda, destinada a la cría de ganado bravío (necrologio de la 1ª tanda, 13 de agosto).

Fecha indeterminada del verano/otoño de 1936. Según testimonio de Isidro Sánchez, en la parte derecha  de la carretera de Salamanca a Ciudad Rodrigo (en dirección a Salamanca), en una cuneta de la “Curva de los muertos”, subida la cuesta de Castillejo de Huebra, aparecieron Dos cadáveres, que “eran de la parte de Ciudad Rodrigo”.

Castillejo de Martín Viejo

 11 de agosto. Los cadáveres de Cuatro vecinos de Ciudad Rodrigo, inicialmente presentados como casi Desconocidos, fueron hallados flotando en las aguas del río Águeda, junto al puente de acceso a Serranillo del cual presumiblemente habían sido arrojados (necrologio de Ciudad Rodrigo del 9 al 11 de agosto).

24 de agosto. Cadáveres de Dos desconocidos hallados sobre el puente del río Águeda (Siega Verde), uno de ellos quizá de Cilleros, según documentos hallados en su vestimenta, fallecidos a causa de disparos de arma de fuego y enterrados en el cementerio municipal (act. def. 26/08/36, ASMJ).

2 de septiembre. Cadáver de un Desconocido, sin identificación nominal, pero apodado “El Confitero”, hallado en el sitio de “Alza Pierna”, fallecido por disparos de arma de fuego y enterrado en el cementerio municipal (act. def. 26/08/36, ASMJ).

 Fecha incierta de 1936. Los testimonios señalan que un Pastor desconocido fue arrojado desde el mismo puente (E 2015).

Coria (Cáceres)

 Fecha imprecisa del verano/otoño de 1936. Un tal Marcelino, vecino de El Payo, fue asesinado cerca de esta población extremeña (EP 2007).

Ciudad Rodrigo

 15 de agosto de 1936. Apareció cadáver en Ciudad Rodrigo, por herida de arma de fuego, Dámaso Robledo Sánchez, de 48 años, natural de Villares de Yeltes y vecino de Tenebrón, hijo de José y Calixta, ganadero, casado con Avelina Martín Encinas, padre de cinco hijos; enterrado en el cementerio de Ciudad Rodrigo (act. def. 28/05/43, ASMJ).

29 o 30 de noviembre. Hallazgo de los cadáveres de Dos desconocidos en el río Águeda, cerca de La Caridad, según el acta del juez (30/11/36, Sumario 92, act. def. 02/12/36), ASMJ, que no menciona heridas por arma de fuego).

Ver necrologio del día 11 para otros hallazgos de cadáveres.

Encina (La)

28 de agosto. En el domicilio del falangista Frutos Cortés falleció Blas Chaves Abola, “de 4 años y m[edio], natural de la casa cuna de Ciudad Rodrigo, de padres desconocidos”, a consecuencia de lo que piadosamente hay que considerar accidente por “un disparo de armas de fuego”, armas de las que disponían los falangistas de este pueblo y de las que habían hecho uso en Robleda el 13 de agosto (Iglesias 2008a: 139).

Fuente de San Esteban (La)

16 de agosto. Asesinato de Feliciano Galán Rodríguez, vecino de El Bodón (necrologio, día 9 de agosto).

Fuenteguinaldo

27 de agosto. Cadáver de una Persona Desconocida. Según el acta de defunción (RCFG, act. def. 27/08/1936), se trataba de un varón, de 25 a 30 años, hallado en el paraje de Vadocarros, “encontrándose el cadáver en posición de cúbito supino y vestía camisa blanca listada, calzoncillos blancos, calcetines de algodón color café, americana de paño azul listado, pantalón de paño color café con lista blanca, cinturón blanco y negro con dos argollas, alpargatas abiertas, piso de goma, color blanco y planta negra de material”. El informe médico señalaba que tenía dos heridas de arma de fuego, “una en el tórax y otra en cerebro”  (Iglesias 2008a).

22 de septiembre. Dos personas desconocidas, cuyos cadáveres también se hallaron en el sitio de Vadocarros, ambos sin duda abatidos por armas de fuego, aunque esta circunstancia está tachada en las actas de defunción. Una de ellas, varón de 30 a 35 años, “que vestía: camisa clara listada, calzoncillos blancos, calcetines de algodón color amarillo, alpargatas azul claro con piso de cáñamo, pantalón de pana color café rayada, americana de dril azul oscuro con lista blanca”, fallecido “a consecuencia de (borrado)” y enterrado en el cementerio de Fuenteguinaldo (RCFG, act. def. 22/09/36). Su identidad podría corresponder a la de Teodosio Salcedo Marín, víctima cacereña (Iglesias 2008a). El apellido de Salcedo aparece en el reverso de una de las cartas que se hallan en la americana del otro cadáver. Este era un varón de 30 a 32 años, “que vestía camisa clara listada, calzoncillos blancos, sin calcetines, alpargatas color café con piso de goma, pantalón de pana rayada color café, chaleco de pana café claro rayada, americana de dril imitación paño, azul claro listada, y gorra bilbaína azul, hallándosele documentos a nombre de Gervasio Mora y una cartera de piel y una fotografía en grupo” (RCFG, act. def. 22/09/1936). De estos documentos se deduce que en 1927 Gervasio cumplía el servicio militar en Ceuta, y por estar enfermo, el Coronel le concede “dos meses de licencia” para que marche a Allo (por Hoyos), en la provincia de Cáceres. Entre 1934 y 1936 vivía en Hoyos, donde era guarda municipal y quizá tuviera allí un hermano llamado Vicente, además de la madre. Por esos años se casaría (tal vez con Ana María Guerrero Collado, de Peñaparda) y tendría un hijo, según se deduce de las cartas que le escribe su hermano Gabino, que reside en Pauillac, departemento de la Gironde (Francia), casado con Ángela Gómez. En la 1ª carta se queja a un tal Jacinto de que su hermano no le escriba para decirle si “está de guarda todavía” y “si se ha casado”, y le transmite las señas para que lo haga: Monseur Gavino Mora, Chateau Pontet Canet, Gironde, Francia (Sum. 180/36: f. 4), que en otra carta corrige y completa. En la segunda, dirigida directamente a Gervasio, le pide a éste que le escriba porque está esperando, no se sabe bien, si las noticias o la persona del hermano: (…) por saber de ti ni contestación ni tu porque yo te estoi esperando i tu no llega (Sum.180/36: f. 6). En la tercera Gabino desea a su hermano Gervasio salud, así como a su esposa e hijo, y se excusa de su tardanza en escribir por estar dudando entre irse o quedarse, porque ya no gana tanto “como antes”. Y la última carta lleva fecha de 8 de abril de 1936, está dirigida conjuntamente a la madre y al hermano, aunque focalizada en la primera, en la que se refiere al envío a Gervasio de un retrato y un paquete de simiente, requiriendo a continuación noticias sobre la nueva situación en el pueblo, porque hasta en Francia “se suena” que hay cambios importantes, además de la composición de la corporación municipal, pues “le quitan las fincas a los ricos y se las dan a los pobres”. Queda la duda de si el retrato aludido es o no el mismo que llevaba una de las personas asesinadas en Vadocarros, casi con seguridad Gervasio Mora. Así pues, la identidad de esta víctima no ofrece muchas dudas, y de ello se deduce que son erróneos la fecha y el lugar del asesinato, 15 de agosto de 1936 y término de Perales del Puerto, que, respectivamente, consigna el acta de defunción de 04/02/1981 del registro civil de Perales del Puerto. El primer error ya lo había observado J. Chaves (2008), quien señala que Gervasio Mora Mangas era guarda municipal de Hoyos y se fugó, como Teodosio Salcedo Marín, presidente de la Casa del Pueblo, cuando los facciosos se apoderaron de la localidad. Gervasio Mora fue detenido a mediados de septiembre en el término de Villamiel y Teodosio Salcedo en una finca de Hoyos, de cuya cárcel los sacaron, para ser fusilados, junto con dos vecinos de Perales del Puerto, Pedro Velo Mangas (ver infra, Peñaparda) y Claudio Sánchez Gil.

Fecha indeterminada. Dos personas desconocidas, cuyos cadáveres habrían sido depositados junto al cementerio y enterrados en “la perrera” (cementerio civil), según el testimonio reciente de J. Vicente Iglesias (FG 2010), pero todavía no confirmado por otras fuentes.

Gallegos de Argañán

18 de agosto. Junto al puente de la rivera de Azaba apareció el cadáver de Benito González Gómez (a) “El Pernales”, inicialmente presentado como casi Desconocido, “de 45 a 50 años de edad”, domiciliado en Ciudad Rodrigo, de profesión limpiabotas, “color moreno, frente regular, pelo castaño, con canas, entradas pronunciadas, con inutilidad en el brazo derecho”, que “falleció en este término municipal, a consecuencia de heridas de arma de fuego (una en la cabeza y dos en el pecho)”, y su cadáver recibió sepultura en el cementerio de este pueblo  (C.264/37). La diligencia de identificación del cadáver describe éste con detalle (se le aprecia la inutilidad del antebrazo derecho), así como la vestimenta, un atado de ropa limpia y 400 pts., de lo que parece deducirse que esta víctima quizá estaría tratando de evadirse a Portugal. En 1937 el Jefe de Investigación y Vigilancia de Ciudad Rodrigo facilita la identificación nominal de la víctima, “de 42 años, soltero, natural u oriundo de Béjar”, donde tenía una hermana (C. 264/37: f. 16).

 

Maíllo (El)

17 de agosto. Hallazgo en “Las Datas” de los cadáveres de Tres desconocidos, al parecer vecinos de Mogarraz (croniquilla del día 5 de agosto, necrologio del próximo día 17)

 

Martín de Yeltes

9 de agosto. Cadáveres de Dos Desconocidos, hallados entre los kilómetros 62 y 63 de la carretera de Salamanca a Ciudad Rodrigo, uno de los cuales sería Ángel Acosta y el otro Agustín Pino, vecinos de El Bodón (necrologio de la primera tanda, 9 de agosto).

Navasfrías

Fecha desconocida de 1936. En el monte de El Picotu apareció el cadáver de un Desconocido, víctima de saca domiciliaria o carcelaria (N 2007, Iglesias 2008a).

El Payo (necrologio, 7 de septiembre)

7 de septiembre. Apareció cadáver en la calle Carlos Alaejos Sanz, “por disparos de arma de fuego” (act. def. 08/09/36).

 10 de septiembre. En Los Carvajales se encontró el cadáver de un Desconocido, a consecuencia de “dos disparos por choque con la fuerza pública”, víctima de una saca domiciliaria o carcelaria (Iglesias 2008a).

Verano/otoño de 1936. Asesinatos y enterramientos clandestinos de Decenas de desconocidos en la finca de Los Carvajales, entre ellos la legendaria “Maestra de Acebo” o “de El Payo” y varios vecinos de este pueblo (Iglesias 2008a).

Peñaparda

22 de agosto.  Desconocido, “como de unos 32 a 34 años aproximadamente, que vestía pantalón de paño negro, chaqueta dril rayada, botas de material cuero negras, pelo negro, estatura regular y delgado sin señas particulares que se puedan apreciar, falleció en la carretera de Ciudad Rodrigo al Puente de Guadancil”, a consecuencia de “heridas de arma de fuego” y fue enterrado en el cementerio de Peñaparda (act. def. 22/08/36). Podría ser “el cadáver del Cruce”, entre Perosín y Peñaparda, aludido en El Payo (EP 1973). Quizá sería el muchacho moribundo que pedía agua y fue escuchado de la informante Petra Lozano, adolescente que cuidaba cabras, quien, no teniendo recipiente, le calmó la sed con el mandil empapado en el regato cercano, antes de que “el tio Mariano” y “el tio Julianón” lo remataran (P 2008, Iglesias 2008a). Pero también podría tratarse de Pedro Velo Mangas o de algún otro, pues parece confirmarse que en esta zona hubo otro punto fatídico, el Km. 79 de la carretera del Puente de Guadancil a Ciudad Rodrigo, en el que al menos aparecieron Tres cadáveres de desconocidos, entre ellos este de un hombre “delgadito” que según, el informe pericial del médico Esteban Martín Herrero, “presentaba herida[s] por arma de fuego, una a tres dedos de la tetilla izquierda, otra en el hipocondrio izquierdo y otra en la cara”. En la estadística criminal de guerra este homicidio se clasifica como “delito de asesinato” (C.231/37).

4 de septiembre. Los cadáveres de Dos desconocidos se hallaron en “El Gatuñal”, junto a la carretera, muertos a consecuencia de heridas por armas de fuego y enterrados en el cementerio municipal (RCP, C.230/37, act. def. 04/09/36, Iglesias 2008a). Uno de ellos, “bajo”, ha sido identificado como Juan Ovejero García en la tradición familiar (necrologio de Robleda, 3ª tanda). La otra víctima es descrita “como de unos cincuenta años aproximadamente, que vestía pantalón de pana, color café, chaqueta de dril clara y alpargatas negras con piso de goma; estatura regular y barba bastante crecida” Las muertes de ambos en la estadística criminal de guerra se clasifican como “delito de asesinato” (C.230/37).

10 de septiembre. Se registran las muertes en Perosín de Dos desconocidos, hallados cadáveres (Iglesias 2008a).  Uno de ellos ha sido identificado como Pedro Velo Mangas, que había sido alcalde republicano de Perales del Puerto; el otro podría ser Claudio Sánchez Gil, teniente de alcalde del mismo municipio. Al parecer fueron sacados con otras dos víctimas cacereñas (supra, Fuenteguinaldo).

31 de octubre. Cadáver de una “Desconocida Hembra”, “de treinta a treinta y cinco años de edad aproximadamente, alta, gruesa, vestía bata negra, mantón negro, medias negras, y alpargatas pelotares encarnadas con piso de goma, pañuelo negro por la cabeza, y un poco picada de viruela”; falleció a consecuencia de “heridas de arma de fuego” y fue enterrada en el cementerio de Peñaparda (RCP, act. def. 01/11/1936). Jesús Carlos Arroyo (2012) identifica a esta desconocida con María Herrero (o Herrera), apodada “La Ratona”, cuya familia había albergado a Máximo Calvo, un notable local. Estuvo detenida en la cárcel de Hoyos, de donde salió el 30 de octubre de 1936; no se volvió a saber nada de ella. Por la fecha esta identidad  podría corresponder a la de “la desconocida”. J. Chaves la menciona en su libro sobre la “Represión en Cáceres”.

Robleda (necrologios, día 13, final de agosto y 6 de septiembre)

¿21 de agosto? Según testimonios de Robleda, en fecha indeterminada del verano un Desconocido fue hallado moribundo por unos muchachos y rematado a estacazos por fascistas o empleados del ayuntamiento en un camino aledaño de Los Palus Cruzáus. Podría tratarse de Ignacio Sierra Borrego, de 36 años, natural y vecino de Ciudad Rodrigo, hijo de Antonio y Ramona, albañil, casado con Mª Encarnación Sánchez Pérez, padre de una niña póstuma. Según un informe policial de Ciudad Rodrigo en 1979: “(…) se sabe que fue detenido el 20 de agosto de 1936 por una pareja de la Guardia Civil en el pueblo de Navasfrías y, en su traslado a Ciudad Rodrigo, el día 21 fue ejecutado en la cuneta de la carretera en el término municipal de Robleda y posteriormente en unión de otros más trasladado al Cementerio Municipal de esta Ciudad, donde fue enterrado en una fosa común” (AMCR, Viudas). Lo más probable es que el Desconocido del que se tienen noticias por Desiderio Sánchez  (R 2005) e Ignacio Sierra sean dos víctimas diferentes. Los datos apuntados sobre Ignacio no coinciden en su totalidad con los escasas circunstancias que se consignan en el acta posterior de defunción (RCCR, 06/04/49), según la cual habría sido asesinado en el término de Ciudad Rodrigo.

22 de agosto. Un Desconocido, “hallado muerto (…) al sitio del “Empalme”, a consecuencia de “disparos de armas de fuego”, enterrado en el cementerio de Robleda (def. 22/08/36, Iglesias 2008a).

Fecha incierta de agosto o septiembre de 1936, durante las faenas de recolección: Tres Desconocidos. Por encargo de las autoridades locales, Cipriano Ovejero, Francisco Sánchez y otros empleados tuvieron que ir a recoger tres cadáveres de personas asesinadas de Villamiel (Cáceres), tirados en una cuneta del sitio de La Jernandilla, a unos tres kilómetros en la carretera de Robleda a Ciudad Rodrigo, y llevarlos al cementerio. No hay constancia en el registro civil. El testigo cree recordar el nombre de uno de los muertos, por tener cédula, Félix Sancho, y por el parecido deduce que eran “un padre y dos hijos”. Y añade que otro vecino, requerido para el mismo trabajo, se quedó como trofeo con el sombrero de uno de los muertos (R 2003). Otra informante, de 12 años entonces,  vio pasar por la puerta de su casa tres cadáveres, que llevaban calcetines de color rosa, y serían un padre, un hijo y el suegro de éste, quizá naturales de San Martín de Trevejo (R 2011).

2 de septiembre. Cadáver de un Desconocido, como de 20 años de edad”, enterrado en el cementerio de Robleda, identificado como Julián Ovejero García, vecino del pueblo muerto en detención sangrienta (necrologio de la 3ª tanda, 6 de septiembre).

6 de septiembre. Cadáver de un Desconocido, “como de unos 50 años de edad”, enterrado en el cementerio de Robleda, identificado como Fermín Mateos Carballo García, vecino del pueblo muerto en detención sangrienta  (necrologio de la 3ª tanda, 6 de septiembre).

¿9 de septiembre? Cadáver de un Desconocido, como de unos 40 años de edad”, enterrado en el cementerio de Robleda, cuya identidad sería la de Félix Hueso Pascual, vecino de Peñaparda  (necrologio de Peñaparda en septiembre)

Saelices el Chico

7 de agosto. Aquilino Mateos Blanco y Santiago Sánchez Peinado aparecieron cadáveres en la dehesa de Majuelos (croniquilla y necrologio, día 8 de agosto).

 

Sancti-Spíritus

5 de septiembre. Segundo Mateos Baz, vecino de Robleda, asesinado y enterrado en esta localidad (necrologio de Robleda, 2ª tanda), donde se ubica la finca de Fuenterroble, donde testimonios de 1991 señalan enterramientos clandestinos en 1936.

Torrejoncillo (Cáceres)

26 de agosto. Asesinato de Valentín Caballero Devesa, natural de Navasfrías, detenido hacia el día 20 en Moraleja (Cáceres), de donde era vecino (necrologio de Navasfrías).

Valdespino de Abajo (Ciudad Rodrigo)

Quizá a mediados de agosto. Feliciano Fabián Gonzalo Porras, vecino de Agallas, sacado para Valdespino de Abajo (necrologio, día 14 de agosto).

Valdespino de Arriba (La Encina)

En torno al 20-25 de agosto. Según testimonios orales, se produjo la ejecución extrajudicial en Valdespino de Abajo de un vecino de La Herguijuela de Ciudad Rodrigo: Simón Barbero Merino (LHCR 2008a-b), de 38 años, hijo de Patricio y María, jornalero, casado con Florencia Aparicio Merino; tenía un niño y criaba dos hospicianos, o “pilongos”. Cuando lo detuvieron estaba trabajando en la carretera de El Sahugo a Descargamaría (Cáceres), en el paraje de La Malena. En su detención participaron falangistas de ambos pueblos, los de El Sahugo conocidos del informante Juan Iglesias (R 1973, R 1976). Los de Descargamaría también se llevaron preso a un tal Agapito, quien se escapó de la cárcel, huyó a Portugal y posteriormente volvió, antes de emigrar a San Sebastián (R 1973, R 1976). Según otros informantes, también participaron en la detención de Simón Barbero “los Cencerreros de Ciudad Rodrigo”, que lo llevaron al matadero de Valdespino [¿de Arriba?], donde lo enterraron primeramente con otros cuatro o cinco en una fosa (“entonces se veían las piedras cuando se iba a la Ciudad”). Su hija adoptiva Josefa habría conseguido que el cura del Carpio de Azaba hiciera gestiones para que el cadáver de Simón recibiera sepultura en el cementerio de este pueblo, lo que está sin comprobar (Iglesias 2008a).

 

Villar de Ciervo

31 de agosto. Un Desconocido hallado cadáver en el sitio de “Rodera de los Vivales”, por disparos de arma de fuego, enterrado en el cementerio local (act. def. 31//08/36, ASMJ).

Zamarra

2 de septiembre. “Entre el kilómetro 6 y 7 de la carretera de Ciudad Rodrigo en la unión de las dos Serradillas” se hallaron dos cadáveres, considerados de Desconocidos forasteros, enterrados en el cementerio municipal, según el acta de defunción (04/09/36, Sum./36). Uno era el de Sebastián Mateos (necrologio de Robleda, 3ª tanda) y el otro llevaba documentos a nombre de Ángel González Gorjón: “de 32 años aproximadamente”, probablemente natural y vecino de Ciudad Rodrigo, “hijo de Primo y María”, sin constancia de profesión, domicilio y estado civil. Así pues, la identidad de Ángel González se dedujo de los documentos que se hallaron en su vestimenta y pertenencias, entre ellas un portamonedas sin dinero, quizá robado por los victimarios. El informe del médico local, Francisco Domínguez señala que la víctima, además de faltarle los dedos meñique y anular de la mano derecha, quizá amputados con anterioridad (lo que explicaría que Ángel hubiera sido excluido totalmente del servicio militar el 22 de mayo de 1924) ha sido objeto un bárbaro ensañamiento: (…) este individuo ha muerto a consecuencia de diversas heridas por disparos de arma de fuego, habiéndole yo apreciado las siguientes: una con orificio de entrada en la nuca y salida en la región occipital derecha con esquirlas, otra herida cuyo orificio de entrada está situado en el cuello en un corte posterior y el de salida en la región parietal derecha en el que también aparecen esquirlas, otra herida con orificio de entrada en el hombro izquierdo y en cara superior teniendo el orificio de salida en la región escapular del mismo lado, otra herida con el orificio de entrada en la parte anterior del abdomen a cuatro centímetros del ombligo, otra cuyo orificio de entrada está en la raíz del pene y el de salida en la región glútea izquierda, presentando también una perforación por disparo en la muñeca izquierda. El número y consideración de las lesiones explican la causa de su muerte. (Sum.167/36: f. 6-7). Casi con seguridad se puede deducir que su asesinato se había producido previamente y en el término de Ciudad Rodrigo, dado que el cadáver de Ángel González, según el informe médico, presentaba cinco heridas de arma de fuego y el del Desconocido dos y en el lugar donde yacían ambos sólo se hallaron dos casquillos de bala, uno de ellos “sin disparar”. Por otros testimonios posteriores de las mismas diligencias, se comprobaron las idas y venidas de dos vehículos procedentes de Ciudad Rodrigo, que dieron la vuelta en la unión de las carreteras de las dos Serradillas. Primero llegó y volvió una camioneta y después otro vehículo más pequeño. El juez municipal de Zamarra y el juez de instrucción de Ciudad Rodrigo, Fausto Sánchez, se escudaron en las triquiñuelas de la justicia militar, para no hacer pesquisa alguna sobre la identidad de los conductores y ocupante de dichos vehículos.

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