COMUNICADO DEL CEM ANTE EL NOMBRAMIENTO DE NUEVO OBISPO

centrode noviembre 17, 2021 0
COMUNICADO DEL CEM ANTE EL NOMBRAMIENTO DE NUEVO OBISPO

El nombramiento de José Luis Retana como obispo de Ciudad Rodrigo y Salamanca, hecho público el lunes 15 de noviembre de 2021, ha confirmado los planes de la Conferencia Episcopal Española: la unión de las mitras salmanticense y civitatense en una sola cabeza. Se trata de una muy mala noticia, además de injusta, para nuestra ciudad, su tierra y obispado. Mala noticia porque supone una tragedia institucional, histórica, cultural, social, económica y eclesial; y una injusticia, porque Ciudad Rodrigo, después de los azarosos últimos tiempos en los que ha vivido la diócesis y su episcopado, no merecía ser ignorada, ni tratada de esta forma.

A mediados de enero de 2021, el Centro de Estudios Mirobrigenses (CEM) manifestó públicamente su preocupación ante lo que podría ser “un despojo de buena parte de nuestra identidad y de nuestra secular historia”. Volvían de nuevo los recuerdos de otros momentos duros y críticos en la historia de la diócesis, entre ellos el de las consecuencias del Concordato de 1851, por el que la diócesis de Ciudad Rodrigo quedó unida a la de Salamanca, lo que propició que, desde 1867 hasta 1884, los obispos de Salamanca fueron también administradores apostólicos de Ciudad Rodrigo. A finales de ese último año, tras varios esfuerzos realizados por el cabildo y el ayuntamiento, se recuperó la independencia apostólica, con el nombramiento de José Tomás de Mazarrasa. Desde entonces, Ciudad Rodrigo ha tenido hasta el presente su obispo propio, exclusivo y residencial. Ahora, tras el duro golpe que supone la unión de las mitras en una sola cabeza, la ciudad y toda la diócesis civitatense tienen sobrados motivos para pensar que la decisión de la Conferencia Episcopal Española puede ser el inicio del fin de una institución que lleva asentada en esta tierra más de 850 años.

La diócesis y mitra de Ciudad Rodrigo ha sido secularmente uno de los exponentes más representativos de un territorio periférico, situado en la frontera española con Portugal, una zona azotada por el conflicto y la despoblación, con los que ha convivido y adaptado.

En diversos momentos de su larga historia, la diócesis civitatense ha padecido y sufrido diversas acometidas, propiciadas por fuerzas foráneas, que pretendían acabar y mermar su estatus jurídico. Ocurrió tanto en los primeros tiempos (último tercio del siglo XII), como en los tres últimos siglos. De todas, con gran esfuerzo, logró defenderse, sobreponerse y levantarse.

Las actuaciones llevadas en la reclamación de un obispo titular, exclusivo y residencial a lo largo de 2021 han sido muchas, promovidas desde diversos sectores. También el CEM ha hecho cuanto ha estado en su mano por defender la independencia de la institución episcopal, al entender que la diócesis y su obispo forma parte indisoluble de la historia y cultura de este territorio. Gran parte de estas actuaciones quedaron recogidas en el libro ¡Surge civitas! Vindicación de la diócesis de Ciudad Rodrigo, editado por el propio CEM la pasada primavera y presentado a mediados de mayo. Dicha publicación fue enviada, con sendas cartas, tanto al Papa como al prefecto de la Congregación de los obispos, así como al Nuncio en España, al presidente y secretario de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y a otros prelados e instituciones, todos los cuales acusaron y agradecieron el envío.

Sin embargo, todas estas actuaciones no han logrado doblegar la drástica e injusta decisión, previamente tomada por la cúpula de la CEE, de unir en una sola cabeza las mitras de Salamanca y Ciudad Rodrigo.

Por todo ello, desde la experiencia acumulada durante siglos, en un territorio que ha sufrido múltiples despojos, pero que ha sabido sobreponerse a la adversidad y que nunca ha renunciado a recuperar lo que le ha sido arrebatado, el CEM hará cuanto esté en su mano por mantener y proyectar la reivindicación del mantenimiento e independencia de la diócesis de Ciudad Rodrigo, aspirando a volver a contar con un obispo propio, exclusivo y residencial. ¡Surge civitas!

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